Si bien este último año leo poca novela por falta de tiempo, El Templete de las Musas, de Fernando Díez de Bulnes, ha conseguido que, a ratitos, deje a un lado mis poemas, estudios y obligaciones cotidianas y me evada entre las páginas de su estupenda novela.
Dividida en tres partes, se sirve con acierto de los diálogos para intercalarlos en la narración y, de este modo, lograr que esta no se haga pesada, pero, en mi opinión, no abusa de su uso, algo que también es de agradecer en una novela.
Debo reconocer que a mí me ha conquistado, además, porque me gustan las historias sobre familias y cómo la relación que tengan con ésta en su infancia, influirá sobre los protagonistas.
Atamante es un personaje que me ha enganchado desde la primera página.
Los saltos en el tiempo no me han perdido y me ha parecido aunque arriesgado, una buena idea comenzar la novela una vez avanzada ya la trama para, posteriormente, enviar al lector a la infancia de Atamante y hacia una serie de acontecimientos que no puedo desvelar.
Una prosa sencilla, pero cuidada, que se aleja de florituras y se centra en contarnos la historia.
Es de destacar, además, que El Templete de las Musas desprende lo mucho que el autor se ha documentado sobre la época y circunstancias políticas en las que está ambientada.
En definitiva, agradezco a Fernando Díez de Bulnes que haya contado con mi opinión y, como lectora, quedo muy satisfecha con su libro y lo recomiendo, sin duda. Mi más sincera enhorabuena.
Marisol Santiago.
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